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05-01-2018 |
El peligroso editorial de "El País" que pone en jaque la libertad de expresión
GETTYIMAGES
Èric Lluent
La injerencia rusa como estrategia bélica a través de propaganda digital no es más que un bulo que, paradójicamente, pretende denunciar supuestos bulos con el fin de imponer límites inaceptables a la libertad de expresión, sostiene el autor
Controlar (¿censurar?) desde las instituciones europeas los medios de comunicación extranjeros que ofrezcan una versión crítica, alternativa, si se quiere, de la realidad política, social y económica de lo que llamamos Occidente. Esto es lo que propone uno de los últimos editoriales de El País , titulado Un peligro real , que analiza la supuesta guerra cibernética de Rusia contra Europa. Según el estandarte mediático del Grupo Prisa, “redes rusas” han abierto fuego contra estados democráticos mediante propaganda digital. Cita como ejemplos los casos del referéndum del Brexit, las últimas elecciones francesas y alemanas y, por supuesto, el procès catalán. “Su poder de fuego” estriba “en su capacidad de influir de manera certera y eficaz en la opinión pública de las sociedades atacadas”.
A falta de pruebas concretas de una supuesta conspiración en la cual estaría involucrado el Kremlin y que tendría como objetivo socavar la estabilidad política en Europa, El País apunta hacia dos medios de comunicación rusos, Russia Today y Sputnik . Es decir, el diario español entiende que lo que publican los digitales rusos no se enmarca en el ejercicio de la libertad de expresión sino que debe interpretarse como una operación bélica. “España debería unirse al programa atlántico de comunicación estratégica para combatir desde la primera línea las injerencias digitales externas. Es necesario dotar a este servicio de recursos para rastrear las comunicaciones que utilicen lenguas cooficiales de los Estados de la UE, entre otras, el español y el catalán”, concluye el editorial.
Sin embargo, lo realmente preocupante, a mi entender, es que un diario que se supone de referencia normalice una narración más propia de la Guerra Fría que de nuestros días con el fin de silenciar aquellas versiones que no tienen cabida en su forma de entender el mundo . Los medios de comunicación tienen derecho a informar bajo sus propios criterios, por mucho que no nos guste lo que leemos. Si aplicamos el modelo de interpretación de El País podríamos llegar a considerar como un enemigo de guerra a cualquier voz disonante que cuestione nuestros principios, valores o interpretaciones del mundo, lo que nos lleva irremediablemente al establecimiento de una censura institucionalizada y represiva.
Siguiendo la tesis del editorial en cuestión, ¿qué diferencia hay, por ejemplo, entre la campaña constante de crítica al gobierno venezolano desde las páginas de El País con la campaña que pueda impulsar cualquier medio ruso a favor de tal o cual opción política? ¿No sería esta estrategia comunicativa interpretable por quién lo deseara como una “injerencia española” propia de un “acto de guerra”? Lastimosamente, los grandes medios de comunicación impulsan a diario campañas que no responden a criterios periodísticos sino que tienen origen en el interés político o económico de gobiernos, lobbies y empresas multinacionales. Pero, insisto, ¿no debe amparar la libertad de expresión el derecho de cualquier medio a interpretar la sociedad como le dé la gana, sea interesadamente o de forma independiente?
La campaña de El País en el caso de la supuesta injerencia rusa en el proceso independentista catalán subraya la necesidad de acabar con los bulos y las noticias falsas. Agradezco al rotativo de Juan Luis Cebrián esta preocupación que compartimos muchos periodistas pero, a pesar de su tendencia a dar clases magistrales de periodismo, me temo que El País no está en posición de dar lecciones a nadie. Conocidas son sus furibundas campañas contra todo aquel que cuestione el statu quo con el que se identifican Cebrián y sus acólitos, ya sea Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, el independentismo, los estibadores o la izquierda latinoamericana. Son reputadas también sus campañas-masaje a favor de Ciudadanos , los intereses económicos de la Unión Europea, Felipe González o la oposición venezolana, por citar tan sólo unos ejemplos.
Si nos preocupa la propaganda y la difusión de contenidos basados en hechos no contrastados, deberíamos, además de apostar por medios públicos independientes, poner el acento en la educación de los ciudadanos para que puedan interpretar con criterio propio la tormenta de información a la que están sometidos. Una herramienta elemental es dedicar tiempo a contrastar las afirmaciones que más interés nos generan, informativamente hablando. Por ejemplo, cuando uno lee lo de la “guerra propagandística” de Russia Today y Sputnik , antes de dar por bueno o malo el argumento, lo adecuado sería visitar estos portales para ver qué cobertura hicieron del referéndum en Catalunya. Analicemos. “Cuidado con los bulos: fotos falsas de heridos en el referéndum de Catalunya”, “Una Cataluña independiente no sería gobernable ahora” o “El recuento que suma 100,88%: los motivos para no confiar en el referéndum catalán” son los titulares de tres noticias que se publicaron el 2 de octubre en Russia Today. Ciertamente, el digital ruso condenó y denunció duramente la violencia policial durante la jornada del referéndum, como también lo hicieron la mayoría de grandes medios de referencia internacional. Pero, revisen los titulares que destaco: ¿les parecen propios de un medio de propaganda pro independentista? En el caso de Sputnik, la cobertura de la votación fue muy similar a la de medios catalanes favorables al referéndum o medios europeos como el The National escocés, y mantiene coincidencias con medios de referencia internacional como The Guardian , que recordemos que la jornada del referéndum titulaba “España ha perdido” . ¿Será que The Guardian también nos tiene declarada la guerra a los europeos?
Vemos pues que ni tan siquiera los portales en castellano de Russia Today y Sputnik ofrecieron en el momento más tenso y violento del procés independentista una visión original o única, puesto que las mismas informaciones y las mismas interpretaciones se publicaron igualmente en multitud de medios catalanes, estatales y europeos con muchísima más audiencia que los portales rusos. No se fíen de mí, la mayoría no me conocen de nada, visiten estos portales y contrasten lo que les explico. Comparen lo que van a encontrar allí sobre Catalunya o sobre el Brexit con lo que dice el editorial de El País y saquen sus propias conclusiones. La mía, la tengo clara: lo de la injerencia rusa como estrategia bélica a través de propaganda digital no es más que un bulo que, paradójicamente, pretende denunciar supuestos bulos con el fin de imponer límites inaceptables a la libertad de expresión. Este es el peligro real.
Fuente: https://www.lamarea.com
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